La primera reacción suele ser un no rotundo. Vacaciones significa descanso, playa, cenas largas y despertar sin alarma. ¿Hay algún motivo para ponerse las zapatillas de deporte en medio de todo eso? Lo cierto es que entrenar en vacaciones no es un castigo. Puede ser todo lo contrario, convirtiéndose en el aliado perfecto para multiplicar la energía y aprovechar el resto del día.
Mantener la rutina de ejercicio durante unos días fuera de casa no implica renunciar al descanso, sino integrarlo de otra manera. ¿Vienes de lejos? Una sesión ligera en el gimnasio del hotel te puede ayudar a liberar tensiones musculares acumuladas por un viaje largo. ¿Quieres disfrutar al máximo? Después de un rato en el gimnasio, tu cuerpo estará más preparado para disfrutar de nuestra piscina, nuestro spa o incluso un paseo por Peñíscola.

Además, entrenar en un gimnasio bien equipado durante tu estancia en un hotel también significa que no lo dejas todo atrás al pasar unos días fuera de casa, sino que llevas contigo lo que te hace sentir bien. Un hotel con gimnasio, como el Castillo de Peñíscola, te ofrece la mayor comodidad. No hay desplazamientos, no hay excusas. Puedes entrenar a primera hora y después sumergirte en un desayuno sin prisas. O reservar un rato al atardecer, antes de una cena con vistas al mar.
Nuestro gimnasio está esperándote como una invitación a cuidar de ti incluso en los días más despreocupados. Es un lugar especialmente pensado para que tu bienestar no se detenga nunca. ¡¿Gimnasio en vacaciones?! Claro que sí.
“Mantener la rutina de ejercicio durante unos días fuera de casa no implica renunciar al descanso, sino integrarlo de otra manera».