Peñíscola no solo enamora a quienes la visitan, también ha seducido a directores y productores de cine y televisión que la han convertido en escenario de rodajes inolvidables. De hecho, ha pasado ya más de un siglo desde que la ciudad se convirtió por primera vez en un plató con la película de cine mudo Ana Kadova (1913).
En 1956, el famoso director valenciano Luis García Berlanga rodó íntegramente Calabuch, en la que participaron vecinos de la localidad como extras y que muestra imágenes únicas de la Peñíscola de mediados del siglo XX. Décadas más tarde, el propio Berlanga volvió con París Tombuctú (1999), en la que participaron figuras tan reconocidas como Concha Velasco, Javier Gurruchaga y Quique San Francisco.
Sin embargo, la gran superproducción internacional llegó en 1961 con El Cid, triple nominada al Oscar y dirigida por Anthony Mann. Estuvo protagonizada por las estrellas de Hollywood Charlton Heston y Sophia Loren. La magnitud del rodaje fue tal que movilizó a más de dos mil extras y levantó decorados que entraron en el Libro Guinness de los Récords. Si hoy paseas por la Playa Norte o el Portal Fosc, aún puedes imaginar la batalla final por la conquista de Valencia.
Otros títulos de los años 60 como el thriller Todos eran culpables (1962) o ¡Jo, papá! (1967), y el auge de los 90 con películas como Tramontana (1990), El día nunca por tarde (1994) o Tierra (1995), consolidaron a Peñíscola como un plató privilegiado.
Peñíscola, con su castillo templario, sus murallas frente al Mediterráneo y su atmósfera única, seguirá siendo un lugar donde la historia y la ficción se encuentran.
La televisión tampoco ha podido resistirse a su encanto. A nivel nacional, la serie El Barco (2012) atracó en sus costas, trayendo consigo a sus afamados protagonistas, como Blanca Suárez, Mario Casas e Iván Massagué. Por su parte, Chiringuito de Pepe (2014) convirtió la Playa Norte en escenario de risas durante dos temporadas. Hoy, puedes acercarte al restaurante temático que recuerda aquella ficción. Sí, el de la serie era solo un decorado.
A nivel internacional, es imposible olvidar que en 2015 Peñíscola se transformó en Meereen para la sexta temporada de la producción estadounidense de HBO Juego de Tronos, que desplegó toda su maquinaria y convirtió calles y murallas en escenario de intrigas palaciegas y luchas de poder. Desde la Plaza de Santa María hasta el Portal Fosc, la ciudad se puso sus mejores galas para entrar en el imaginario de millones de espectadores en todo el mundo.
En definitiva, Peñíscola, con su castillo templario, sus murallas frente al Mediterráneo y su atmósfera única, seguirá siendo un lugar donde la historia y la ficción se encuentran. Porque cada rincón esconde un decorado natural a la espera de una nueva historia que contar.